Los
médicos diagnostican cada vez más alergias alimentarias. La gente puede ser
alérgica a cualquier alimento, pero los siguientes ocho alérgenos explican la
mayoría de las alergias alimentarias:
ü leche
ü huevos
ü cacahuetes
ü soja
ü trigo
ü frutos secos (como las nueces y los anacardos)
ü pescado
ü marisco (como las gambas)
ü
Los
niños pequeños que padecen alergias alimentarias a menudo las acaban superando
cuando crecen, aunque no siempre es así. En gran medida, depende de a qué alimento
sean alérgicos. Hay algunas alergias alimentarias que son más fáciles de
superar con la edad que otras. Por ejemplo, la mayoría de los niños que son
alérgicos a la leche, los huevos, el trigo o la soja superan la alergia en
torno a los 5 años. Pero solo aproximadamente el 20% de las personas alérgicas
al cacahuete y en torno al 10% de los niños alérgicos a los frutos secos acaban
superando sus alergias con la edad. Las alergias al pescado y al marisco suelen
aparecer más tarde en la vida de la persona y son incluso más difíciles de
superar con el paso del tiempo.
¿Qué ocurre en el cuerpo?
Las
alergias alimentarias ocurren cuando el sistema inmunitario considera, por
error, que algo que ingiere la persona es nocivo para su cuerpo. En un intento
de "proteger" al organismo, el sistema inmunitario fabrica anticuerpos
IgE contra ese alimento. Estos anticuerpos hacen que unas células
denominadas mastocitos (un tipo de células alérgicas) liberen
determinadas sustancias químicas en el torrente sanguíneo.
Una de
esas sustancias químicas es la histamina, que actúa en los ojos, la
nariz, la piel y/o el tubo digestivo, provocando los síntomas propios de las
reacciones alérgicas.
En
cuanto el organismo fabrica anticuerpos contra determinado alimento, estos
anticuerpos lo reconocen de una forma instantánea. Y cada vez que la persona
vuelve a ingerir ese tipo de alimento, su organismo vuelve a liberar histamina
en el torrente sanguíneo, apareciendo de nuevo los síntomas alérgicos. En las
alergias alimentarias graves, se puede producir una reacción alérgica incluso
cuando el afectado toca o inhala partículas del alimento alergénico.
¿Las alergias alimentarias son hereditarias?
El hecho
de que una persona desarrolle o no una alergia está influido en parte por la
herencia. Por ejemplo, si ambos progenitores padecen afecciones de origen
alérgico (como el eccema), el hijo tendrá ente el 40 y el 60 % de
probabilidades de desarrollar algún tipo de alergia, aunque no necesariamente
una alergia alimentaria.
Sobre las reacciones
Algunas
reacciones alérgicas son muy leves y solo afectan a un sistema del organismo,
como la aparición de una urticaria en la piel, mientras que las reacciones más
graves afectan más de un sistema. La mayoría de las reacciones duran menos de
un día y pueden afectar a cualquiera de los siguientes cuatros sistemas:
Piel. Las
reacciones cutáneas son el tipo más frecuente de reacción alérgica a un
alimento. Pueden adoptar la forma de granos o ronchas de color rojo asociados a
picor (urticaria), eccema, enrojecimiento e inflamación en la cara y/o
alrededor de la boca.
Sistema digestivo. Los síntomas pueden adoptar la forma de
retortijones, náuseas, vómitos o diarrea.
Sistema respiratorio. Los síntomas pueden variar desde moqueo nasal
o nariz tapada, estornudos, picor ocular y ojos llorosos hasta la aparición de
crisis asmáticas, asociadas a episodios de tos, resuello o respiración
sibilante ("pitos" al respirar).
Sistema cardiovascular. Los afectados puedes experimentar mareo y/o
llegarse a desmayar.
La
mayoría de las reacciones ocurren al poco tiempo de ingerir el alimento
alergénico. De todos modos, cada persona es distinta; o sea que, a pesar de que
dos personas tengan alergia a cacahuetes, es posible que sus reacciones
alérgicas difieran considerablemente. E incluso una misma persona puede
presentar reacciones alérgicas diferentes a un mismo alimento, dependiendo de
factores como la cantidad de alimento a que se haya expuesto.
¿Alergia alimentara o intolerancia alimentaria?
La gente suele confundir las alergias
alimentarias con la intolerancia alimentaria (como la intolerancia a la
lactosa). Pero la intolerancia alimentaria no implica la participación del
sistema inmunitario. De hecho, ocurre debido a un problema para digerir o
descomponer determinadas sustancias. Los síntomas de la intolerancia
alimentaria no son tan peligrosos como los de las alergias alimentarias.
Reacciones graves
Cuando
una persona presenta una reacción alérgica grave que afecta a más de un
sistema, esta afección recibe el nombre de anafilaxia. Se trata de reacciones
alérgicas súbitas y de riesgo de vida. Aparte de los síntomas mencionados
previamente, la anafilaxia puede provocar inflamación de las vías
respiratorias, dificultades severas para respirar, caída de la tensión
arterial, pérdida de la conciencia y, en algunos casos, hasta la muerte.
Debido a que las alergias alimentarias pueden ser
graves, la gente que cree que podría ser alérgica a determinado alimento debe
ir al médico. Puede ser tentador pensar en que basta con no ingerir el alimento
en cuestión, pero los alérgenos pueden estar ocultos en lugares insospechados
y, sin el diagnóstico de un médico, es posible que una persona no sepa
exactamente qué es lo que debe evitar.
¿Qué hacen los médicos?
Tu
médico estudiará la posibilidad de que puedas padecer alguna otra afección que
te podría estar provocando los síntomas. Por ejemplo, si tienes diarrea después
de beber leche, el pediatra analizará si la intolerancia a la lactosa podría
ser la causa de tus síntomas en vez de una alergia alimentaria. Otra afección
cuya sintomatología se puede parecer a la de las alergias alimentarias es la
enfermedad celiaca. Las personas afectadas por esta enfermedad no toleran el
gluten (una proteína que se encuentra en el trigo y otros cereales).
Si tu
médico cree que padeces alergia alimentaria, lo más probable es que te remita a
un alergólogo (un especialista en alergias). El alergólogo te formulará
preguntas y te hará una exploración física (en la que, por ejemplo, te
auscultará para oírte los pulmones). También es probable que te practique
algunas pruebas que le ayudarán a diagnosticar tu problema.
La
prueba para detectar alergia que se utiliza con más frecuencia es una prueba
cutánea. Un médico o enfermero te raspará superficialmente la piel
(generalmente la del antebrazo o espalda) tras colocar una pequeña cantidad de
extracto y luego esperará unos pocos minutos para ver si aparece alguna
reacción. Los alergólogos también pueden practicar otras pruebas, como análisis
de sangre. Esta prueba permite detectar la presencia de anticuerpos en la
sangre a determinado alimento, dato indicativo de una sensibilidad del sistema
inmunitario a dicho alimento.
Si
resulta que padeces alergia alimentaria, deberás colaborar con tu alergólogo
para elaborar un plan de tratamiento adaptado a tus necesidades particulares.
También deberás colaborar con él para desarrollar un plan de acción contra la
alergia a utilizar en caso de emergencia; deberás conservar una copia de tu
plan de acción en tu centro de estudios a fin de evitar graves reacciones
alérgicas y de guiarte si las llegaras a presentar.
Las
alergia alimentarias no se pueden curar (aunque pueden remitir por sí solas con
el paso del tiempo) y la única forma real de tratarlas consiste en evitar el
alimento en cuestión. Afortunadamente, los médicos pueden recetar medicamentos
para ayudar a atenuar los síntomas alérgicos en el caso de que aparezcan e
incluso para salvar la vida de la persona si presentara una reacción grave.
Medicamentos para tratar las alergias alimentarias
Los
antihistamínicos permiten tratar síntomas aislados, tales una urticaria, el
moqueo nasal o bien el dolor abdominal, propios de las reacciones alérgicas
leves.
De todos modos,
las dificultades respiratorias, como las crisis asmáticas desencadenadas por
exposición a un alérgeno, pueden ser el signo de que está ocurriendo algo
grave. Si tu médico te diagnostica una alergia grave, es posible que te recete
un medicamento denominado adrenalina (o epinefrina), que
podría salvarte la vida en el caso de que presentaras anafilaxia. Puesto que es
importante que el medicamento entre en el torrente sanguíneo del paciente
rápidamente, la adrenalina se suministra en forma de auto-inyectables.
Si tu
médico te ha recetado adrenalina, necesitarás llevar el auto-inyectable encima
vayas a donde vayas y tener siempre uno a mano en tu casa, tu centro de
estudios y los domicilios de los parientes y amigos que más frecuentas.
Entonces,
¿cómo puedes saber cuándo deberías utilizar la adrenalina? Aunque tu médico
tratará más ampliamente este tema contigo, entre los signos y síntomas de la
anafilaxia, se incluyen los siguientes:
ü ronquera o afonía
ü sensación de opresión en la garganta
ü dificultad para respirar
ü
Cualquiera de los síntomas pertenecientes a dos o
más de los sistemas antes señalados (piel y sistemas digestivo, respiratorio y
cardiovascular), como urticaria combinada con dolor abdominal, o cosquilleo en
los labios acompañado de dificultad para respirar.
Si te has tenido que inyectar adrenalina (o te la
ha tenido que inyectar otra persona), llama inmediatamente al teléfono de
emergencias (911 en EE.UU, 999 en el Reino Unido y 112 en el resto de la U.E.)
para que una ambulancia pueda llevarte al hospital.
Esto es importante porque a veces las personas
presentan una segunda ráfaga u oleada de síntomas anafilácticos. El personal
médico deberá tenerte bajo observación después de que hayas utilizado
adrenalina para tratar una reacción alérgica grave por si necesitaras
tratamiento adicional.
Evitar los alérgenos alimentarios
Si
padeces una alergia alimentaria de cualquier tipo, te convertirás en un
verdadero experto en la lectura de etiquetas de envases de comidas.
Los
fabricantes de productos alimenticios en EE.UU. deben especificar en las
etiquetas si un producto contiene leche, huevos, pescado, marisco, frutos
secos, cacahuetes, trigo o soja. Esta información debe aparecer dentro del
listado o junto al listado de ingredientes. Esto ayuda a saber si la
"proteína vegetal hidrolizada" que contiene determinado alimento
proviene o no del cacahuete, por ejemplo. También impide muchas confusiones,
como tener que saber que el ingrediente "albúmina" proviene del
huevo.
La información del etiquetado ayuda a comprar
alimentos envasados, pero ¿qué ocurre en los restaurantes, cafeterías,
heladerías y otros establecimientos alimentarios? Si padeces una alergia
alimentaria, deberás informar a las personas que te atiendan al respecto. La
mayoría de las veces no bastará solo con eso: deberás preguntar qué contiene
cada uno de los platos del menú o del expositor. Si la persona que te está
atendiendo no dispone de esa información, intenta que la averigüe
(preguntándosela al chef o al cocinero que haya preparado los platos).
También
deberás ser consciente de otros posibles riesgos alimentarios, como la
posibilidad de que el alimento al que eres alérgico entre en contacto con otros
alimentos que se cortan en las mismas superficies o se preparan con los mimos
utensilios.
Vivir
con una alergia alimentaria puede ser duro. Si conoces a alguien que la padece,
muéstrale tu apoyo y sé comprensivo con él; hay personas con alergias
alimentarias que se sienten incómodas y tienen la sensación de que se les hace
de lado. Y si eres tú quien padece una alergia alimentaria, házselo saber a tus
amigos cuanto antes. Lo más probable es que te entiendan y que estén pendientes
de ti.