La fiebre es una elevación de la temperatura
del cuerpo que indica que se han activado mecanismos de defensa del organismo.
Cuando aparece, señala que algo no marcha bien. Los bebés y los niños, cuando
tienen fiebre, suelen tener la piel muy caliente. Pueden demostrar que están
molestos o parecer decaídos.
Debemos controlar la temperatura de los
pequeños cuando aparecen estos síntomas.
La fiebre es la elevación de la
temperatura del cuerpo, por encima de los valores habituales. Si la temperatura
del cuerpo está entre 37º y 38º, se suele decir que se tienen “décimas” o
también “febrícula”.
Entre 38º y 39,9º hablamos de fiebre.
Por encima de 40º, de “hipertermia”.
En el mismo momento, el termómetro nos
puede indicar diferente temperatura en diferentes partes del cuerpo (en la
boca o en el recto, suele haber 5 décimas más que en la axila o la ingle).
Los termómetros
de mercurio eran los más exactos, aunque desde el año 2008
están prohibidos en la Unión Europea debido a la toxicidad de este metal. Los
termómetros electrónicos no son tan exactos, pero son muy cómodos ( y no se
rompen tan fácilmente).
En general, la fiebre indica que se han
puesto en marcha procesos defensivos del organismo.
La fiebre no es mala por sí misma. En
realidad es un indicador de que “algo ocurre en alguna parte”.
El termómetro puede mostrar una temperatura
algo superior a la normal en situaciones normales como:
En distintas fases del sueño
Por la noche más que por la mañana
Durante la digestión
Cuando hace mucho calor
Después de una vacuna
La fiebre suele elevarse en caso de
infecciones variadas y también en la deshidratación .
Los grados o la fiebre más o menos alta no
guardan relación con la gravedad de la causa.
Se puede tener fiebre muy alta en
enfermedades benignas (como el exantema
súbito ) y sin embargo, otras más graves como la tuberculosis,
dar sólo unas décimas.
Los bebés o niños con fiebre suelen tener
la piel caliente, sobre todo en la frente y en el tronco.
A veces coexiste con pies y manos fríos,
incluso amoratados.
En ocasiones, la piel parece roja.
Otras, más pálida y con vetas amoratadas, como si fuera mármol.
Algunos bebés están inquietos cuando
tienen fiebre, mientras que otros están más adormilados.
A veces, el bebé se queja. Otros no
expresan malestar. En el caso de los niños ocurre lo mismo.
Aparte de la fiebre, hay que observar si
el bebé o niño pequeño tiene otros síntomas acompañantes que darán pistas
acerca del posible origen de la fiebre.
Lo que no conviene hacer:
Abrigar al bebé o niño en exceso.
Obligarle a que coma.
Darle antitérmicos sin comprobar su
temperatura.
Suprimir su baño.
Ponerle compresas de alcohol en la frente.
Lo que sí conviene:
Aligerarle de ropa.
Ofrecerle líquidos.
No insistir con la comida. Por ejemplo, los
bebés amamantados se refugian en el pecho, en donde obtienen alimento,
líquidos, defensas y consuelo. Suelen querer mamar más a menudo que antes.
Darle un baño para relajarle y limpiarle el
sudor.
Ponerle el termómetro para conocer la
temperatura.
Observar si hay otras manifestaciones
acompañantes.
CONSULTEN
RÁPIDAMENTE EN URGENCIAS SI OBSERVAN:
Convulsiones febriles
El bebé o niño vomita todo lo que toma,
incluso el antitérmico.
Aparecen manchitas en la piel, de color
rojizo, que no desaparecen al estirar la piel. Esas manchas, llamadas petequias
que indican que un poco de sangre se ha salido de las venas a la piel. Puede
indicar que existe un trastorno de la coagulación o que el bebé o niño tiene
una infección grave.
Consulten a su pediatra si pasadas unas
horas el niño sigue con fiebre y además tiene:
Otro tipo de sarpullidos
La fiebre no baja bien con los antitérmicos,
o el niño parece inquieto y molesto, o bien demasiado decaído.
No utilizarlos con temperatura inferior a
38º.
Es preferible no alternar varios fármacos
sino uno o dos, los que se conozcan mejor.
El fármaco más seguro es el acetaminofen.
Se pueden administrar en forma líquida o en
supositorios.
Si el bebé o niño tiene fiebre pero está
tranquilo, no parece tener dolores ni otras manifestaciones se puede esperar
24-48 horas, controlando la temperatura y utilizando algún antiinflamatorio.
La única posible complicación de la fiebre
por sí misma son las convulsiones febriles.
Aparte habría que considerar las
complicaciones debidas al problema que causó la fiebre.